El nuevo amanecer de Jesús en 2004
El año nuevo 2004 fue recibido en la residencia de Flia. Cannon, en Rigdefield, Connecticut, Estados Unidos, por la Sra. María Esperanza Medrano de Bianchini junto a varios miembros de su familia, entre ellos: Sr. Geo Bianchini, María Inmaculada, Gabriel e hijo, María Gracia, Samir e hijos, y, María Coromoto, Carlos e hijos.
Durante el primer mes del año 2004, la familia Bianchini contó con la celebración de la Santa Misa oficiadas por el Padre Cadmus Mazzarella y el Padre John Lo Sasso en Long Beach Island, Nueva Jersey donde ahora se encontraban residenciados, ya que un gran amigo de la familia, el Sr. John Crimi, le había pedido que se hospedasen en su casa de playa por el tiempo que fuese necesario. Visitaron varios hospitales por motivos de salud de la Sra. María Esperanza y de María Coromoto, y en aquel bello lugar pasaron días de entrega absoluta a la oración. El 16 de enero, operaron a María Coromoto otra vez, y al saber que la operación fue todo un éxito hubo un encuentro, cena y celebración eucarística oficiada por el Padre Lo Sasso en acción de gracias en el Monasterio Immaculate Conception en el Bronx, en Nueva York.
En febrero y marzo, por asuntos de salud, la Sra. María Esperanza, el Sr. Geo y la Flia. Marrero-Bianchini tuvieron la necesidad de considerar permanecer por un largo período de tiempo en Nueva Jersey. Cada día era para orar, atender la visita de grandes amistades y gozar de la Santa Misa gracias a los Padres: Timothy Byerley y Cadmus Mazzarella.
El 25 de marzo, día del aniversario de la aparición de la Santísima Virgen en Betania, Venezuela, como María Virgen y Madre Reconciliadora de los Pueblos y Naciones, la Sra. María Esperanza con el grupo familiar que la acompañaba, cumpliría a su vez una misión en Medway, Betania II, Massachussets invitados por la Hermana Margaret Sims. La bienvenida fue hermosa, enseguida visitó el oratorio que tiene expuestas unas fotos enormes de la Virgen Reconciliadora de los Pueblos y de la Paz de Medjugorje, recorrió el museo donde está la piedra que un día ella encontró enterrada en Betania II con el rostro de un cordero, y después oró con devoción ante el Santísimo Sacramento del altar.
El 28 de marzo, la obra misionaria, Mission Church, dirigida por el Padre Mc Donough invitó a la Sra. María Esperanza a la Catedral Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Boston. Al llegar, fue conducida al altar donde se encontraban numerosas personalidades eclesiásticas; la acompañaron el Sr. Geo, el Padre Mc Donough, el Sr. Carlos Marrero y el Sr. Paul Miller; cada uno dio su testimonio. Luego, la Sra. María Esperanza dio la bendición a todos los presentes. Los que allí se encontraban, aproximadamente unas novecientas personas, quedaron muy conmovidos al verla con tanta voluntad, a pesar de su muy precaria salud. Seguidamente, hubo la concelebración de la Santa Misa en el oratorio de Betania II oficiada por el Padre Clancy y otros tres sacerdotes. Al terminar, la Sra. María Esperanza fue llevada al altar y allí dio bendiciones y obsequió rosarios a un centenar de personas, por un período de dos horas.
El último día de la misión en Massachussets visitó la gruta, allí bendijo el sitio y rezó la coronilla a la Divina Misericordia junto a las personas que la acompañaron. Después hubo la cena a las 9:30 p.m., se subió a un gran salón y allí, la Sra. María Esperanza acompañada por la Comunidad Mariana y la familia rezó el santo rosario, que el Sr. Geo fue invitado a dirigir y a ofrecer. Una vez terminada la oración, la Hermana Margaret se arrodilló frente a la Sra. María Esperanza y le dijo: “Nuestros corazones están llenos de amor y gratitud por todo lo que hemos compartido estos días. El Señor la ha usado a usted para tocar muchas vidas en la comunidad, especialmente la mía. Nosotros somos y seremos siempre sus hijos, siempre, siempre, siempre.”
El domingo, 4 de abril de 2004, comenzó lo que sería la última misión pública de la querida mensajera de la Santísima Virgen, la Sra. María Esperanza. A pesar de que pasó toda la noche muy delicada de salud y tosiendo, salió cerca del mediodía para la Iglesia Saint Ann, en Newark, Nueva Jersey. Cuando llegó, a la 1:25 p.m. impactaba las colas de gente entrando a la Iglesia, la cual estaba completamente llena; había aproximadamente 1.500 personas. La gente aplaudió la entrada de la Sra. María Esperanza con un amor increíble reflejado en sus rostros. El Padre William Halbing y el Padre Mc Donough concelebraron la Santa Misa. El Padre Halbing le dio la bienvenida contando cómo ella había impactado su vida, diciendo, entre otras cosas: “Yo les digo, hoy es un día milagroso, Dios ha mandado a la Sra. María Esperanza y al Padre Mc Donough a la Iglesia de Santa Ana para reavivar este Templo, Dios ha mandado a la Sra. María Esperanza para que Santa Ana se convierta en un centro de evangelización.”
Luego, subieron a la Sra. María Esperanza al altar junto al Sr. Geo y al Sr. Carlos. El Sr. Geo le dirigió unas hermosas palabras a los presentes centradas en el amor entre hermanos. La Sra. María Esperanza, quien tenía grandes dificultades para comunicarse, saludó a los presentes y dio su cálida bendición, después de lo cual el Sr. Carlos, el Sr. Paul y el Padre Mc Donough se dirigieron a los presentes. Después, llevaron a la Sra. María Esperanza a la sacristía donde le mostraron la imagen de Cristo Nazareno, una imagen milagrosa traída de Perú, aquello pareció ser un presagio de lo que le tocaría vivir dos semanas después. Allí se entrevistó con algunos hermanos franciscanos que le daban la mano y la miraban a los ojos. Inmediatamente bajaron a la familia Bianchini a un gran salón en el sótano de la Iglesia a una cena y después, la Sra. María Esperanza estuvo seis horas sin parar atendiendo a las almas. Cada persona que se acercaba le miraba a los ojos, le sonreía y luego estallaba en llanto, le contaban sus penas que eran problemas terribles, ella los miraba con una mirada dulce y tierna y cerraba los ojos para orar por ellos.
Al día siguiente se tuvo conocimiento de que el gran milagro ocurrido aquella noche fue que dicha Iglesia estaba destinada a cerrarse, pero después de la afluencia de gente motivada por la visita de la Sra. María Esperanza, mantuvo sus puertas abiertas a los feligreses.
Pronto llegó la Semana Santa la cual fue un anuncio de los momentos difíciles que estaban por llegar. La salud de la Sra. María Esperanza empeoraba. Salió muy poco; fue a ver la película La Pasión, producida y dirigida por Mel Gibson (es importante acotar que fueron pocas las películas que vio durante su vida) y su última visita fue el 17 de abril a la residencia de la Flia. Kyle.
Durante la noche del 17 de abril se le presentó un cuadro de asfixia, por lo que a las 2:00 a.m. del día 18, fue llevada al Southern Ocean County Hospital donde la atendieron en la sala de emergencia. Los valores de oxígeno en la sangre eran casi nulos, sus pulsaciones oscilaban entre 120 y 130 por minuto, y la mitad de sus pulmones estaban llenos de líquido. Durante varios días de estar recluida en el hospital, recibió la visita de amigos, doctores y enfermeras, y tuvo el consuelo de la celebración de la Santa Misa oficiada por distintos sacerdotes amigos.
El 20 de abril, la Sra. María Esperanza se agravó tanto que los doctores consideraron que era imperativo entubarla para proceder al día siguiente a practicarle una traqueotomía. En espera del procedimiento quirúrgico, aún bajo el efecto de la morfina, se quedó mirando hacia un lado de la habitación y sonrió, María Coromoto le preguntó si estaba viendo a la Santísima Virgen y ella asintió con la cabeza. En estas condiciones esperó hasta que su esposo y su hija mayor llegaran a la habitación para despedirla.
Al día siguiente, le practicaron la traqueotomía, después de haber recibido la Unción de los Enfermos en distintos momentos de los Padres: Eugene Romano, Richard Vila, Cadmus Mazzarella, Timothy Byerley y John Jacob. Al despertar, la Sra. María Esperanza le regaló a los presentes una hermosa sonrisa. Ese día se corrió la voz entre el personal de que había una señora muy especial que se comunicaba con la Virgen; poco a poco fueron llegando: las enfermeras Peg Solon, una rubia de origen irlandés que quedó muy impresionada por el amor de su mirada; María Baciack de familia argentina; Kathleen Nichols; Julia, quien la conocía de la Iglesia Saint Thomas Moore; Jane; una empleada del hospital, Antonella Lencki; y un terapista respiratorio, Richard Puck, quien tuvo una experiencia sobrenatural con la Sra. María Esperanza.
Gracias a la mejoría que presentaba la Sra. María Esperanza le dieron de alta del hospital el 4 de mayo. Durante los meses de mayo y junio, uno a uno, comenzaron a llegar todos los hijos y algunos nietos de los esposos Bianchini-Medrano para acompañar y atender con toda dedicación y amor a su madre, la Sra. María Esperanza.
El 2 de julio llegó el Oficial Scott Farner, prendado con la sonrisa celestial de la Sra. María Esperanza y con los cantos de la familia, trajo su compañero, el Teniente Paul Vereb y el Jefe de la Policía, Michael Bradley, quienes a partir de ese momento se convirtieron en grandes amigos y aliados de la familia.
La Sra. María Esperanza sufriría el 6 de julio la que sería la peor de sus crisis de salud. Por ende la llevaron a emergencia en Southern Ocean County Hospital, donde le vino un paro respiratorio y los doctores no consideraban prudente resucitarla, pero después de que sus familiares prácticamente se lo imploraron, le practicaron los procedimientos de reanimación, lo cual le devolvió sus signos vitales después de haberlos perdido por varios minutos. La familia bañada en llanto no dejaba de darle gracias a Dios por el milagro de vida de su queridísima esposa, madre y abuela.
El 20 de julio de 2004, tras la celebración de la Santa Misa oficiada por el Padre Timothy Byerley, y para el alivio de la familia avisaron que a la Sra. María Esperanza le darían de alta del hospital. Al momento del traslado tres policías la escoltaron quienes quedaron prendados de su mirada y de su sonrisa.
Cada día que pasaba la familia Bianchini se reconfortaba con la esperanza de ver a la Sra. María Esperanza mejorarse. Llenaban sus vidas con Santas Misas oficiadas por los Padres: Mazzarella y los hermanos Byerley, con oración, cantos y bellas reuniones.
El 29 de julio a las 3:00 p.m. durante la celebración de la Santa Misa oficiada por el Padre Mazzarella, cuando el Padre se acercó a darle la Sangre de Cristo a la Sra. María Esperanza, ella, que según los doctores estaba en coma desde el 6 de julio, abrió los ojos, extendió su lengua y tragó; cerró los ojos y su rostro resplandecía; luego, movió los brazos y las hostias que tenía el Padre cayeron sobre de ella. Todos los presentes quedaron sumamente asombrados.
El día de la Transfiguración del Señor, el viernes, 6 de agosto de 2004, las enfermeras Estephany y Helene en su visita matutina comentaron que los pulmones de la Sra. María Esperanza estaban rozándose produciendo una especie de ronquido al respirar. La encontraron muy delicada. Por tal motivo, a las 5:50 p.m. hubo la Santa Misa concelebrada por el Padre LoSasso, el Padre Nick Mormando, el Padre Timothy Byerley y el Padre Cadmus Mazzarella que fue compartida con la familia Bianchini en su totalidad, con el Sr. Jim Foley y con los amigos de la Fundación Betania a través de la conexión con Internet que solidariamente estableció Giovanni Bianchini. El Padre Tim ofreció una hermosa homilía confortando a la familia Bianchini que pasaba por los momentos más difíciles de su vida familiar. A las 10:30 p.m. toda la familia rezó el que sería el último santo rosario junto a la Sra. María Esperanza, también con los amigos de Venezuela gracias a la conexión vía Internet. Considerando que la Sra. María Esperanza estaba tan delicada, toda la familia – los 35 miembros – decidieron pasar la noche en vela orando sentados en el suelo a su alrededor, ya que el Sr. Geo dijo que pasaría la noche en vigilia como las mujeres que cita el Evangelio, quienes tenían sus lámparas cargadas de aceite para la llegada del novio.
El sábado, 7 de agosto de 2004, a las 4:00 a.m. nebulizaron a la Sra. María Esperanza y ella mostró incomodidad. De repente, su rostro comenzó a cambiar de color y la familia entendió que el momento había llegado. Los niños se acercaron uno a uno, le tomaban la mano y llorando la besaban. Parecía como si su vida iba y venía. La familia oraba cantando a su alrededor y cada vez que se entonaba una canción ella volvía a respirar. Hizo un gesto de hablarle al Sr. Geo y él le contestó: “Yo también te amo.” A las 4:36 a.m. la Sra. María Esperanza partió para el cielo con toda su familia reunida alrededor de ella, fue el día que ella tanto anunció, el día del “Nuevo Amanecer de Jesús”. A partir de las 6:30 p.m. comenzaron a llegar distintas personalidades y amigos para darle un último adiós a sus restos mortales. Estos saludos se vieron coronados con la máxima devoción de la Sra. María Esperanza, la celebración de la Santa Misa cálidamente celebrada por el Padre Timothy Byerley y sublimizada por los cantos de la coral familiar.
Así transcurrieron ocho días en los cuales centenares de personas se acercaban a rendirle tributo a los restos de la Sra. María Esperanza antes de que retornara a su país de origen, Venezuela. Eucarísticas, sentidas oraciones y flores fueron las prendas de quienes tuvieron la oportunidad de compartir con ella su gran espiritualidad.
El 16 de agosto con una lluvia torrencial, un representante de la Iglesia, la policía y los corazones de verdaderos amigos, los Estados Unidos despidió los restos mortales de la tan querida por todos, la Sra. María Esperanza, así como a su familia, quienes partían a su madre patria. Fue entonces cuando Venezuela abrió sus brazos a la hija que había nacido en sus aguas. Los restos de la Sra. María Esperanza llegaron al aeropuerto internacional Simón Bolívar en Maiquetía en el mismo avión en el que volaba su familia, para luego ser trasladados a su residencia en Caracas, La Estancia del Señor, en el Alto Hatillo en una caravana de decenas de carros. Allí, la recibieron amigos, miembros de la Fundación Betania y de la Coral Betania, quienes junto a su familia le rindieron tributo uno a uno y oraron el santo rosario por sus intenciones.
Durante siete días miles de personas se acercaron a la residencia Bianchini-Medrano y luego a la capilla del Cementerio del Este para unirse al sentir de la familia de la Sra. María Esperanza, quien en algún momento de sus vidas había servido de guía o de consuelo para sus almas. Fueron momentos de mucha conmoción al ver personas conocidas y desconocidas para la familia llegar con sus testimonios de conversión, esperanza y amor.
Fue así como llegó el domingo, 22 de agosto de 2004 en el que se oficiaron tres Santas Misas en memoria de la Sra. María Esperanza; la primera, a las 9:30 a.m. concelebrada por Monseñor Georges Kahhale y el Padre Pablo; la segunda, a las 11:00 celebrada por el Padre Jean Duque; y, la tercera, a la 1:30 p.m. por Monseñor Henry Padilla. Todas fueron acompañadas por los cantos de la Coral Betania. Seguidamente la llevaron en procesión para sepultar sus restos mortales rodeada de familiares, amigos e hijos espirituales quienes llevaban el corazón lleno de memorias, enseñanzas, fe, oración y compromiso, todos ellos regalos espirituales que ella sembró en el alma de todos y cada uno de los que la conocieron y de los que la conocerían después a través de su familia.
Nuestra queridísima madre espiritual vivió el tan anunciado “nuevo amanecer de Jesús” en el año 2004. Su labor evangelizadora sembró y sigue sembrando un apostolado de servicio fraternal en familia, bajo el lema: “Escudados en la fe, trabajar por un mañana mejor.” Su gran herencia ha sido su amor y la siembra de conciencia que se encierran en una misión universal, para continuar contagiando al mundo con el amor de Dios y de su Santísima Madre. La amamos, extrañamos e imploramos siempre su maternal bendición.