¿Quién es la Sra. María Esperanza?
(Desde el punto de vista del Obispo de la Diócesis de los Teques, Monseñor Pío Bello Ricardo, tomado de una entrevista personal realizada en 1990).
Monseñor Pío Bello Ricardo, quien aprobó oficialmente la aparición de La Santísima Virgen en Finca Betania, Jesuita, Doctor en psicología, con sólida formación teológica recibida en la facultad de Oña (Burgos, España), declaró:
"Generalmente las apariciones suelen tener protagonistas. En Finca Betania unas dos mil (2.000) personas han visto las apariciones. Sin embargo hay una protagonista principal, ella es la Sra. María Esperanza Medrano de Bianchini, y digo la protagonista por múltiples razones. Primero, ella fue la primera que vio las apariciones el 25 de marzo de 1976. Segundo, porque ella vio las apariciones varias veces antes de 1984 cuando las apariciones comenzaron a ser vistas por esas dos mil (2.000) personas. En tercer lugar, porque la Sra. María Esperanza recibió mensajes antes de que las apariciones fueran vistas colectivamente sobre una tierra santa donde Ella se aparecería. En cuarto lugar, porque la Sra. María Esperanza ha visto las apariciones de Nuestra Santísima Virgen en Finca Betania muchas veces. Generalmente los videntes ven las apariciones en muy pocas ocasiones. La mayoría de ellos han visto las apariciones una sola vez, sin embargo ella ha visto las apariciones en Finca Betania innumerables veces.
En quinto, y último lugar, porque la Sra. María Esperanza es una gran consejera y alrededor de ella se ha formado un gran grupo de personas que sigue sus orientaciones y consejos en la vida espiritual con el trasfondo de las apariciones de Nuestra Santísima Virgen María en Finca Betania.
Por todas estas razones ella puede ser considerada como la protagonista de las apariciones en Finca Betania. Yo la conozco desde 1984, antes no tuve el placer de haberla conocido. En mi opinión ella es una persona muy cristiana con una gran vida de oración y un gran don de consejo para todas las personas que se acercan a ella pidiendo sus oraciones o en busca de sus consejos. Realmente, ella es la protagonista de estas apariciones y Bendito sea Dios por todo lo bueno que ha hecho a las personas que se le han acercado".
La Sra. María Esperanza, Mensajera de la Reconciliación
Jesucristo dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.” (Mateo
5:3)
Los pobres en espíritu se reconocen por su humildad y la humildad fue la virtud sobre la que más hizo
hincapié la Sra. María Esperanza Medrano de Bianchini durante toda su vida. Inclusive se le oyó decir en
muchas oportunidades una frase que recibió por inspiración divina y que está ahora impresa en el féretro
que contiene sus restos, dicha frase reza así: “La humildad es el puente de cristal que nos conduce al cielo.”
La vida de la Sra. María Esperanza sin duda estuvo llena de signos sobrenaturales que dejaban entrever la
presencia de Dios en todas sus acciones, pero a pesar de esto, ella jamás hizo alarde de las gracias que Dios le regaló. Los mismos relatos sobre su nacimiento tienen carácter sobrenatural, se dice que su madre, Doña
María Filomena Parra de Medrano, le pedía con ansias a la Santísima Virgen y a Jesús de la Buena Esperanza,
que le hicieran el milagro de darle una hija y como promesa les dijo que la llamaría María Esperanza. Doña
María Filomena para ese entonces tenía tres varones, por eso soñaba con una niña.
La Virgen y Jesús respondieron a su clamor con el nacimiento de María Esperanza y según cuentan los
habitantes de San Rafael, pueblo fronterizo de Barrancas, ubicado al sureste del Estado Monagas, Venezuela
para ese día, 22 de noviembre de 1926, Doña María Filomena, con fuertes dolores de parto, abordó una
humilde embarcación. Estaba dirigiéndose con gran apuro hacia el hospital del pueblo para dar a luz, pero no
pudiendo llegar a puerto, tuvo su bebé en la misma barca justo en la unión del río Orinoco y el Caroní. Así nació María Esperanza el día de Santa Cecilia, patrona de la música.
Dos años más tarde Doña María Filomena tuvo otra hija y después de poco tiempo murió su esposo, Don
Aniceto Medrano. Estos acontecimientos motivaron a la familia a mudarse a Ciudad Bolívar.
Durante su niñez María Esperanza, a pesar de tener un delicado estado de salud, siempre conservó un
espíritu alegre, un claro reflejo de su infinita confianza en Dios quien le devolvió la salud milagrosamente en
repetidas ocasiones.
Su profunda espiritualidad se dejaba ver hasta en su forma de jugar. Contaban algunas de sus amiguitas
que en varias ocasiones la vieron jugar con sus muñecos simulando que éstos eran monjas y sacerdotes.
También dicen haberla escuchado pidiéndole permiso a Dios, en el altar de su capillita, antes de salir a jugar: “Si quieres yo salgo al patio con mis amiguitas, pero si prefieres yo me quedo contigo.”
A la edad de cinco años experimentó su primer encuentro místico. Despidiéndose de su madre, mientras
ésta se embarcaba para un viaje, María Esperanza vio a Santa Teresita del Niño Jesús emerger de las aguas
del río Orinoco y lanzarle una rosa, la cual tomó en su mano; la rosa era roja y aterciopelada. Ella se la
entregó a su madre quien se quedó sorprendida, pues no había flores en el lugar. Desde ese momento en
adelante las rosas y su fragancia siempre rodearon su vida.
Más tarde, el día de Nuestra Señora del Carmen, 16 de julio de 1937, María Esperanza recibió su Primera
Comunión. A partir de ese momento comenzó a asistir diariamente a la santa Misa para recibir con gran
fervor al Señor. Cumplidos los 10 años partió para la ciudad de Caracas en compañía de su madre.
Dos años más tarde, ya en Caracas, fue la primera vez que nuestra Santísima Madre se le presentó a María
Esperanza. Tenía doce años de edad y mientras se encontraba postrada en la cama por una bronconeumonía tuvo la visión de la Virgen del Valle, patrona de la isla de Margarita. Ella le dijo que era su madre y que venía
para aliviar su malestar. Entonces, la Virgen María le habló de su misión: “Ayúdame a salvar este mundo que
se pierde.” Tras esta celestial visita comenzó a recuperarse.
Desde ese momento hubo en ella un despertar, desarrolló la capacidad de leer los corazones, intuía
cuando iban a llegar visitas, sabía si los amigos estaban enfermos o si les había ocurrido algo. A uno que le
habían diagnosticado cáncer, le dijo: “Es sólo cuestión de la vesícula y siento que tienen que operarte
inmediatamente.” Lo operaron y quedó sano. Oró por un niño con fiebre tifoidea y el niño comenzó a sanar. A
una señora con lepra le aconsejó tomar unas pastillas y se curó. Ella siempre decía: “Cuando lo espiritual y lo
científico se unan, ya no habrá enfermedades en el mundo.”
A los catorce años se le presentaron problemas en el corazón y todos pensaron que no viviría. Pero con
una gran fe y entrega absoluta a la voluntad de Dios, le pidió a Jesús que le diera una buena muerte o que la sanara completamente. Inmediatamente, recibió por inspiración la fórmula que la sanaría escuchando una
voz insistente que le decía: “Toma kolastier.” Miró al frente y el Sagrado Corazón de Jesús se le presentó asegurándole que sería sanada. Esta sanación asombró a un grupo de médicos que la habían desahuciado.
A lo largo de su vida ella siempre tuvo profundos deseos de ser religiosa y decidió hacer un ensayo para
ello, por lo cual vivió un tiempo con las Hermanas Franciscanas de Mérida, pero para su sorpresa el 3 de
octubre de 1954, dos días después de la festividad de Santa Teresita del Niño Jesús, María Esperanza,
estando en la Capilla del convento vio a la joven Santa que se le apareció de nuevo, en esta oportunidad
también le lanzó una rosa, pero al tomarla una espina le hincó su mano y sangró. Mientras todo esto sucedía
María Esperanza escuchó al Sagrado Corazón de Jesús que le dijo: “Tu misión no será la de ser religiosa, tú te santificarás en el mundo como esposa y madre de familia llevando mi mensaje.”
Para el 7 de octubre de 1954, día de la festividad de Nuestra Señora del Rosario, la Madre de Dios se le
presentó con el siguiente mensaje: “Además de la Comunión diaria, ayuno, oración, penitencia, debes
permanecer en gran recogimiento porque volveré el 12 de octubre (festividad de Nuestra Señora del Pilar en
Zaragoza) para preparar tu corazón de madre espiritual de las almas, el cual quedará sellado para siempre
como tal. Además serás madre de siete hijos: seis rosas y un botón.”
Después de dejar el convento, Nuestro Señor Jesucristo le dijo a María Esperanza en un mensaje que fuera
a Roma donde recibiría las bendiciones del Papa Pío XII.
En Roma, en 1955, se cumplió una profecía que San Juan Bosco le había revelado. Dicha profecía señalaba
que un 1º de noviembre, festividad de Todos los Santos, frente a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, la cual fue construida por el mismo San Juan Bosco, ella conocería a quien sería su esposo, y entre los signos
para reconocerlo estaba el de una espada que él llevaría. Fue allí y ese mismo día cuando conoció a su
prometido, Geo Bianchini Giani. Tuvo la plena confirmación de que él era el ser señalado al verlo uniformado
como Guardia de la Presidencia de la República con su espada reglamentaria.
Más tarde y por inspiración divina María Esperanza fue a hablar con el Párroco de la Basílica de San
Pedro, Monseñor Giulio Rossi, con la intención de solicitarle un permiso especial para casarse en la Capilla del Coro de la Inmaculada Concepción, donde el Papa Pío IX, ciento dos años antes, había decretado dicho
dogma. Monseñor Giulio Rossi, después de ver un brillo particular en el rostro de María Esperanza decidió solicitar al Papa Pío XII la aprobación para la realización del matrimonio en la histórica Capilla, el Papa
expresó que la conocía y que daba su autorización. El matrimonio se celebró el 8 de diciembre de 1956, día
de la fiesta de la Inmaculada Concepción en la Capilla con el mismo nombre.
Desde ese momento el Sr. Geo fue su más fiel compañero, permaneciendo a su lado en todo momento,
identificado plenamente con su misión y apoyándola en la formación de su hermosa familia, las seis rosas y el
botón que la Virgen le prometió a la Sra. María Esperanza: María Inmaculada, María Esperanza, María Gracia,
Giovanni, María Coromoto, María Auxiliadora y María del Carmen, todos están ahora casados y con hijos. Sus padres los criaron con gran esmero apegados a la Iglesia católica, los sacramentos (especialmente la
Eucaristía diaria), la oración, la caridad, el amor y la reconciliación.
Una de las figuras claves en la vida de la Sra. María Esperanza fue el reconocido Santo italiano San Padre
Pío de Pietralcina, quien después de su muerte en el año 1968 le dejó, como herencia espiritual de
incalculable valor, las llagas de Nuestro Señor Jesucristo.

Años más tarde, y de acuerdo con las descripciones hechas por la Santísima Virgen en sus mensajes, la
Sra. María Esperanza y su esposo, el Sr. Geo, encontraron Finca Betania, un fundo agrícola ubicado a doce
kilómetros de Cúa, parroquia de Nuestra Señora del Rosario de la diócesis de Los Teques, Estado Miranda.
Nuestra Madre Celestial cumplió su promesa de que se haría presente en la Finca y en la festividad de la
Anunciación, el 25 de marzo del año 1976, apareció por primera vez en Betania. La Sra. María Esperanza fue
la única que pudo verla, sin embargo, aproximadamente ochenta personas presentes ese mismo día
observaron una nube que brotó del monte, variados fenómenos luminosos y el sol girando. La Sra. María
Esperanza volvió a ver la aparición en el sitio durante ese año y en los años sucesivos.
En la festividad de la Anunciación en 1978, que ese año fue Sábado Santo, la Virgen le dijo: “Hijita, éste no
es un sueño; es una realidad mi presencia entre vosotros. ¡Obedece y sigue fiel a esta Madre para que puedas gozar por toda la eternidad! Acepta la ardua tarea de llevar mi mensaje de amor y reconciliación a todos los pueblos y naciones. Sufrirás, pero qué gozo y dicha será ver que has sido fiel a ésta, vuestra Madre. Os llevo de la mano.” Este mensaje era una confirmación de la misión que la Santísima Virgen le había encomendado a la
Sra. María Esperanza como embajadora de la reconciliación y como alma víctima en reparación por los
pecados de otros.
El 27 de noviembre de 1978 la Santísima Virgen le dijo: “Para el año 1983 podrás con gran claridad
comenzar a realizar la labor del movimiento de tierra, y luego en 1984 el Gran Acontecimiento de mi presencia en el lugar, y allí… conversiones, sanaciones de cuerpo y alma, vocaciones sacerdotales y religiosas, unión en los matrimonios, familias regeneradas a la fe, carismas del Espíritu Santo obrando en todos cuantos se acerquen
con humildad. Los que arrepentidos y llorando sus extravíos vuelvan sus ojos a la gruta de mi aparición
pidiéndome perdón, recibirán un caudal de gracias; todos serán bien recibidos, sus almas quedarán puras y
limpias como el día que fueron purificados por el santo Bautismo, todos resucitarán con mi Hijo. ¡El 25 de marzo
de ese año, una gracia muy especial te daré... todos los allí presentes me verán, ya llega ese gran día!”
Efectivamente, tal y como la Virgen le había anunciado, el 25 de marzo de 1984, ella se apareció de nuevo,
pero en esta oportunidad pudiendo ser vista por todos los presentes, alrededor de 150 personas. Quienes
tuvieron el privilegio de presenciar tan increíble acontecimiento dicen haberla visto 7 veces en un lapso de
aproximadamente 3 horas durante la tarde. Esta aparición fue conocida públicamente a raíz de los
testimonios de un grupo considerable de personas que esa misma semana acudieron a la Curia Diocesana presidida en ese momento por Monseñor Pío Bello Ricardo (+), Jesuita con doctorado en psicología, y sólida
formación teológica recibida en la facultad de Oña (Burgos, España), quien los recibió e interrogó con
amabilidad y apertura aunque, como él mismo afirmó, con actitud interior de duda y escepticismo. No
obstante, dada la calidad de los informantes y los datos que exponían, juzgó que el asunto debía ser
investigado con seriedad. Dedicó más de 500 horas a esta investigación lo que incluyó un viaje especial a
Roma para recibir instrucciones de la Santa Sede. Estudió más de 381 declaraciones escritas, algunas
colectivas; el número de personas que firman esas declaraciones es de 490 y entrevistó a más de 200
testigos.
Finalmente, convencido de la autenticidad de las apariciones, él oficialmente dio la aprobación de la
Iglesia el 21 de noviembre del año 1987: “En consecuencia, después de haber estudiado con empeño las
apariciones de la Santísima Virgen María en Finca Betania, y de haber pedido asiduamente al Señor el
discernimiento espiritual, declaro que a mi juicio dichas apariciones son auténticas y tienen carácter
sobrenatural.”
Así, Betania se convirtió en la cuarta aparición aprobada por la Iglesia católica en el siglo XX.
Con relación a la Sra. María Esperanza, a quien conoció en el año 1984, Monseñor Pío Bello aseguró: “En
Finca Betania unas dos mil personas han visto las apariciones, sin embargo, hay una protagonista principal
que es la única que recibe los mensajes de la Santísima Virgen, ella es la Sra. María Esperanza Medrano de Bianchini. En mi opinión, ella es una persona muy cristiana con una gran vida de oración y un gran don de
consejo para todas las personas que se acercan a ella pidiendo sus oraciones o en busca de sus consejos.
Bendito sea Dios por todo lo bueno que ha hecho a las personas que se le han acercado.” De hecho, su vida fue siempre un servicio continuo a los demás siendo una de sus máximas: “Servir y no ser servidos y servir
en continuación sin cansarnos de que nos molesten.”

La misión de la Sra. María Esperanza apenas había comenzado, ya que Nuestra Señora tenía mucho más
reservado para ella. Continuaría su obra evangelizadora más allá de las fronteras de su país, pero esta vez de
manera pública.
La Sra. María Esperanza siempre viajó por indicaciones directas de la Santísima Virgen llevando su
mensaje de reconciliación y unidad fraternal. De esta manera visitó varios lugares del mundo, siempre dando la Palabra con el debido permiso eclesiástico en Iglesias y participando en conferencias marianas.
Ella siempre fue respetuosa de las demás religiones, creencias y fe: “Amemos a todos, amemos a nuestros
hermanos separados también, amemos todas las fe del mundo y no despreciemos a nadie. Hay que
respetarse mutuamente sin ofenderse y sin violencia. La violencia atrae la violencia, el amor atrae el amor y
gana los corazones de los rebeldes, de los pecadores, de aquéllos que no quieren reconocer a su Dios.”
Como se mencionara anteriormente, la Sra. María Esperanza desde muy joven recibió numerosos
mensajes de la Santísima Virgen, quien la preparó espiritualmente a lo largo de su vida. En ellos Nuestra
Madre le había avisado con anterioridad el desarrollo de acontecimientos históricos, guerras y hechos
alrededor del mundo, pero siempre ofreciendo un mensaje de esperanza con la ternura infinita que una
madre tiene para con sus hijos, impulsando al hombre a salir de los momentos difíciles siguiendo la Palabra y
el ejemplo de su Divino Hijo Jesús.
La Santísima Virgen también envió con mucha frecuencia palabras hermosas y llenas de un amor infinito
a todos sus hijos sacerdotes y a sus hijas religiosas exhortándoles a seguir con la misión encomendada por Dios de guiar a su Pueblo y de llevar el mensaje de Nuestro Señor Jesucristo.
La Sra. María Esperanza durante su vida demostró un gran espíritu de sacrificio, de entrega total al bien
de las almas y de oración. Ella siempre decía: “La oración es el puntal de luz que ilumina al hombre en medio de la oscuridad de la noche.” Esta virtud se vio destacada en las palabras de Monseñor Pío Bello cuando
expresó que desearía tener su don de oración.
Desde temprana edad, Dios la gratificó con dones y carismas extraordinarios, tales como: estigmatización,
visiones del porvenir, don de curación, materialización de la Santa Hostia en su boca, emisión de perfumes de flores y frutas, aparición de pétalos de rosa, levitación, bilocación, transfiguración y un fenómeno místico
único, el nacimiento o salida de una rosa que brota de manera espontánea de su pecho, fenómeno éste que se repitió dieciséis veces a lo largo de su vida.
El movimiento de piedad, conversión y reconciliación que ella despertó en muchas almas que se cruzaron
en su camino, le ha valido el reconocimiento de parte de distintas autoridades como “una de las más grandes
místicas en estos tiempos.” Entre los pensamientos que expresaba invitando a la reconciliación está: “La
quietud de un alma ayuda a reflexionar y a aunar fuerzas para restablecer los pueblos y naciones, todo ello
por medio de la oración, la meditación, la penitencia, la Eucaristía.”
En el año 1995 le fue otorgado el Premio Cecilio Acosta en Caracas, Venezuela, por su valiosa
contribución, ejemplo e inspiración como promotora de la fe y de los valores cristianos, en el año
Internacional de la Mujer.
La Sra. María Esperanza luchó por cumplir el pedido de la Santísima Virgen de llevar su mensaje de
reconciliación al mundo entero: “Cuando os pregunten qué mensajes os han sido dados, responderéis
textualmente: Nuestra Madre ha venido como María, Virgen y Madre Reconciliadora de todos los Pueblos y
Naciones y su mensaje es comprometerse a un mejor servicio a la Iglesia católica y este servicio lo tenemos que hacer reconciliándonos más y más todos los cristianos ya que la reconciliación trae estímulo a los derechos del
hombre, justicia social, renovación y carisma. Aún más, la reconciliación supone la verdad, el amor, la
reparación y libertad de conciencia para vivir en cónsona con la doctrina que nos legó Jesucristo.”
Después de superar numerosas pruebas durante su vida sirviendo a Dios en sus hermanos, comenzó a
padecer una enfermedad que le deterioró vertiginosamente la salud con una sintomatología similar al Mal de
Parkinson. Fue así, como el Señor la llamó a recibir el premio celestial el 7 de agosto de 2004 en la ciudad de
Long Beach Island, Nueva Jersey, en los Estados Unidos de América acompañada por los 34 miembros de su
familia. Tenía 77 años.
Comunicación escrita de Monseñor Pío Bello Ricardo a la Sra. María Esperanza de Bianchini donde manifiesta que ella puede aceptar invitaciones y participar como oradora en Conferencias Marianas por ser la principal testigo de Las Apariciones de la Santísima Virgen María en Finca Betania, Venezuela.
OBISPADO DE LOS TEQUES
CURIA DIOCESANA
Calle Junín, N. 19 – Los Teques – Venezuela.
No. 3.928/91
Sra. María Esperanza Bianchini
Caracas
Los Teques, 27 de abril de 1991
Estimada Señora Bianchini:
Juzgo conveniente que tenga constancia escrita de mi respuesta a la consulta que hizo telefónicamente, para que pueda hacer uso autorizado de ella.
En no pocas ocasiones ha recibido usted invitaciones para viajar a diversos sitios en los que había personas interesadas en recibir de usted información sobre la apariciones de La Santísima Virgen en Finca Betania y sobre los mensajes transmitidos por Nuestra Señora. Justamente acaba de recibir una invitación proveniente de la arquidiócesis de Nueva York.
Me parece correcto que acepte invitaciones con el objetivo indicado. Debo dejar a su prudencia y discreción juzgar en cada caso la seriedad y sentido eclesial de la invitación, así como la relación de respeto y acatamiento de los invitantes con respecto a la autoridad eclesiástica competente en su territorio.
Como orientación en cuanto al contenido de las informaciones que trasmita en tales casos, le comunico la observación que me hizo, en entrevista personal, el Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Ratzinger: es necesario distinguir cuidadosamente en esta materia lo que en ella tiene sanción oficial de la autoridad eclesiástica, - en este caso mi sanción como obispo de Los Teques -, y lo que no tiene esa sanción.
Entiendo por sanción la declaración mediante la cual la autoridad eclesiástica refrenda y hace suya la autenticidad de un hecho o la verdad de una doctrina.
En lo referente a Finca Betania tiene mi sanción oficial lo que consta en la "Instrucción Pastoral sobre las Apariciones en Finca Betania" que emití con fecha 21 de noviembre de 1987.
Debo precisar que el distinguir entre lo sancionado oficialmente y lo no sancionado oficialmente no implica de por sí que lo uno sea más verdadero o más valioso que lo otro. Pero es esencial que se establezca esa distinción, porque en materia de fenómenos religiosos, ya por prudente praxis tradicional, la autoridad eclesiástica puede simplemente observar, o permitir, o aprobar, o recomendar, o sancionar.
Ahora bien, estas calificaciones o matices deben aparecer claras para los fieles en orden a su disciplina eclesial.
Ruego al Señor que ilumine su mente y fecunde sus palabras al actuar en los casos a los que me he referido en esta comunicación.
De usted muy atentamente en el Señor,
Pío Bello Ricardo
(Firmado y Sellado) |
María Esperanza de Bianchini declarada
“Sierva de Dios”
Este 31 de enero en la Catedral de San Francisco de Asís de Metuchen, en Nueva Jersey, EE.UU. situada a 45 kilómetros de Nueva York, se llevó a cabo la apertura de la causa de beatificación y canonización de la mensajera de la Virgen de Betania, Sra. María Esperanza Medrano de Bianchini.
La catedral alberga 1000 personas, pero para este acto oficial no se dio a basto, por lo que tuvieron que habilitar un centro aledaño con pantalla gigante para las más de 400 personas que deseaban participar en aquel magno evento.
El Obispo de Metuchen, Su Excelencia Monseñor Paul Bootkoski abrió el proceso declarando que existían suficientes motivos para la apertura de la causa de María Esperanza, madre de siete hijos, quien desde los cinco años de edad tuvo revelaciones celestiales, visiones del porvenir, el don del entendimiento, el don de curación, la capacidad de leer los corazones, los estigmas y emanación de aromas a santidad, entre otros carismas. “A lo largo de su vida, María Esperanza fue un ejemplo extraordinario de humildad, esperanza y amor incondicional.”
Con la presencia de 2 obispos y 43 sacerdotes y se llevó a cabo una Misa solemne a las 3:00 de la tarde, con la participación de la Coral Betania de Venezuela. Los 67 miembros de la coral están conformados por todos los hijos y respectivos esposos de la Sra. María Esperanza, así como por sus nietos e hijos espirituales. De Venezuela más 160 personas se trasladaron a Nueva Jersey para asistir a este acto donde muchos sacerdotes y laicos de Estados Unidos, Canadá, Islas Caimán, Perú, Ecuador, Argentina e Italia se hicieron presentes.
Su Excelencia, Monseñor Paul Bootkoski inició la celebración expresando: “Hermanos y hermanas, nos reunimos como personas llenas de fe en la creación del Señor y su gente maravillosa. Creemos que Dios nos da hombres y mujeres como ejemplos para mostrarnos el camino al Señor. Hoy comenzamos la causa de María Esperanza, una mujer de fe; y nosotros rogamos desde esta comunidad que Dios la reconozca a través de su Iglesia como una de sus santas; y qué mejor momento para celebrar la Eucaristía.”
Por su parte, el vice-postulador, el Padre Timothy Byerley, durante la homilía afirmó: “Nos sentimos profundamente tocados por los caminos de la divina providencia y continuamos sintiéndonos elevados por la vida de María Esperanza. Han pasado cinco años, cinco meses y tres semanas y media de su partida de esta vida en el estado de Nueva Jersey y aquí estamos abriendo la causa de beatificación y canonización de María Esperanza. [...]. El primer reconocimiento va al Obispo Bootkoski por su discernimiento episcopal, su aprecio por la Iglesia universal, y por haberse dado cuenta de la importancia de la unión de la familia. De su profundo análisis sobre la vida y trabajo de la Sra. María Esperanza, llegó a la conclusión de que esta causa debía ser abierta.
“La Sra. María Esperanza siempre tuvo y tiene un tremendo amor por los sacerdotes y esto no tenía que ver en lo absoluto con sus personalidades, si eran carismáticos o no, ella simplemente veía a Cristo en ellos. Entre sus dones, tenía esa habilidad espiritual de ver el alma del sacerdote. Ella siempre trató a todos los sacerdotes con inmensa dignidad, un inmenso respeto y un gran afecto. Ella de verdad se sentiría profundamente feliz de ver esta presencia masiva de sacerdotes aquí; y debemos destacar que esta causa está siendo abierta justamente en el año del sacerdocio. La Sra. María Esperanza siempre insistió en la importancia de amar a nuestra Iglesia.”
Su Excelencia Monseñor Bootkoski antes de juramentar a los miembros responsables y de los distintos comités, recordó la importancia que tiene este proceso para la Iglesia: “Hermanos y hermanas, esta tarde recordamos la importancia que tienen los santos para la vida de la Iglesia. Cuando ésta beatifica o canoniza a uno de los fieles, lo hace por varias razones.
“Cuando estudiamos y reflexionamos con detenimiento la vida de aquellos que siguieron a Cristo nos sentimos motivados de ver lo que se avecina; aprendemos el camino que nos permite obtener una unión total con Cristo de una de las formas más seguras; cuando luchamos con nuestros problemas conseguimos consuelo en estos amigos y co-herederos de Cristo, nuestros benefactores, que incesantemente interceden por nosotros y se unen a nosotros en una comunión maravillosa.
“Hoy recordamos de manera especial una bendita seguidora de Cristo y una ejemplar mujer laica, la Sierva de Dios María Esperanza Medrano de Bianchini. María fue una mujer grande y humilde escogida por la divina providencia para llevar el mensaje de amor, reconciliación y unión familiar. Mientras comenzamos el proceso de investigación de su vida, virtudes y reputación de santidad, recordemos la misericordia de Dios para con todos los que llevan la carga del sufrimiento, y de nuestro propio llamado a ser instrumentos de su amor y su paz.
“Oh Dios, fuente de toda gracia y santidad, mira con amor a los siervos que van a investigar la vida, virtudes y reputación de la santidad de María Esperanza.”
El abogado italiano, Dr. Andrea Ambrosi, postulador de la causa quien se juramentó en la ceremonia, explicó que una vez que se abre la causa al candidato se le comienza a llamar “siervo de Dios”, al probar su virtud se le declara “venerable”, para su beatificación se necesita un milagro y un segundo para subir a los altares.
El Sr. Geo Bianchini, viudo de la Sra. María Esperanza, cerró el acto agradeciendo la labor de Su Excelencia Monseñor Bootkoski, del postulador Dr. Ambrosi, del vice-postulador Padre Byerley y de todos los involucrados con el proceso; y recordó la importancia del mensaje dejado por la Sra. María Esperanza sobre la formación de una familia nueva, con seres nuevos que se amen, pero muy especialmente que amen a Dios Padre: “Está llegando ese tiempo maravilloso, la presencia de Dios con nosotros, además de la presencia de su Hijo todos los días en la Eucaristía. Nuestro Padre quiere unirse con nosotros definitivamente, ese es el mundo que estamos esperando y la misión de María Esperanza se consolidó en esos conceptos: la renovación del mundo. Tenemos el ejemplo de sus palabras; guardemos ese tesoro dentro de nosotros, para que lleguemos a ser seres nuevos como Dios desea que lleguemos a ser. Un mundo nuevo nos espera, confiemos plenamente que llegará ese amor tan esperado; yo soy el primero que a través de los mensajes que llegaban a María Esperanza me pude compenetrar con esa gracia divina, ese fue mi alimento que me acompañó durante esos años. Gracias por haber venido a acompañarnos en este día. Que Dios los bendiga a todos.”
Por favor, reportar los milagros recibidos a través de la intercesión de la Sra. María Esperanza en la página web: www.mariaesperanza.org
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El 31 de enero de 2010 en la Catedral de San Francisco de Asís de Metuchen, en Nueva Jersey, EE.UU., se llevó a cabo la apertura de la causa de beatificación y canonización de la Sra. María Esperanza Medrano de Bianchini |
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El vice-postulador, el Padre Timothy Byerley, durante la homilía afirmó: “El primer reconocimiento va al Obispo Bootkoski por su discernimiento episcopal, su aprecio por la Iglesia universal, y por haberse dado cuenta de la importancia de la unión de la familia.”
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Su Excelencia Monseñor Paul Bootkoski, Obispo de Metuchen, con el abogado italiano, Dr. Andrea Ambrosi, postulador de la causa quien le pedía permiso para abrir la causa
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Los 1.300 presentes en la ceremonia de pie y aplaudiendo cuando Su Excelencia declaró abrir formalmente la causa
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Su Excelencia Monseñor Bootkoski y la juramentación de los transcriptores para el proceso
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El Dr. Andrea Ambrosi después de juramentarse
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Su Excelencia Monseñor Bootkoski y la juramentación de la comisión histórica |
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Su Excelencia Monseñor Bootkoski y la juramentación de las intérpretes |
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El Sr. Geo Bianchini cerró el acto agradeciendo la labor de Su Excelencia Monseñor Bootkoski, del postulador Dr. Ambrosi, del vice-postulador Padre Byerley y de todos los involucrados con el proceso; y recordó la importancia del mensaje reconciliación y unión familiar dejado por su esposa, la Sra. María Esperanza |
Oración
Padre Misericordioso, Tú que bendijiste a María Esperanza con abundantes dones espirituales a fin de consolar a tu Pueblo, sirviéndote como esposa, madre y misionera en la promoción de la unidad de la familia y de la reconciliación de todos los pueblos; Tú que la hiciste figura central de todas las manifestaciones de la Virgen bajo la advocación María Virgen y Madre Reconciliadora de todos los Pueblos y Naciones, en Betania; concédenos seguir su ejemplo de humildad, esperanza y amor incondicional.
Te pedimos por la intercesión de tu amada sierva María Esperanza, que sanes y reconcilies nuestras familias, y unas fraternalmente a la humanidad entera.
Particularmente te suplicamos por piedad nos concedas (Se pide la gracia.) por los méritos y oraciones de tu sierva. Asimismo te suplicamos humildemente que sea inscrita en el catálogo de los santos, como modelo universal de las bienaventuranzas.
Todo ello te lo suplicamos conforme a tu santísima voluntad la cual tu sierva amó hasta el final, por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén.
Con la aprobación eclesiástica de Su Excelencia, Mons. Paul Bootkoski Obispo de Metuchen, Nueva Jersey, 4 de diciembre, 2009
Para mayor información o para reportar un milagro ir a: www.mariaesperanza.org |

María Esperanza de Bianchini
Sierva de Dios
Venezuela (22/11/1928) Estados Unidos (07/08/2004)
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Datos Biográficos
María Esperanza nació en Barrancas, estado Monagas en Venezuela a orillas del río Orinoco, el 22 de noviembre de 1928, día de Santa Cecilia, quien es patrona de los músicos. Aunque deseaba ser religiosa, el Señor la llamó a ser esposa, madre de siete hijos y abuela de veinte nietos.
Desde temprana edad, María Esperanza fue dotada de carismas, como la sabiduria en momentos de desaliento, el don del entendimiento, el don de curación, el don del consejo, discernimiento, visiones, locuciones, éxtasis, levitaciones, emanación de aromas a santidad, los estigmas y la habilidad de leer el corazón de su prójimo, los cuales siempre utilizó para favorecer a los necesitados.
Más allá de estas gracias, su vida fue de entrega a Dios y de oración, dando ejemplo de obediencia a la voluntad de Dios, de caridad y humildad a todos lo que se cruzaron en su camino.
María Esperanza creó el 19 de abril de 1979 la Fundación Betania, movimiento laico destinado a la evangelización, formación de la juventud, desarrollo del bien común, la vida familiar y de los derechos de justicia social, asentando las bases de un mundo nuevo en el “amaos los unos a los otros”, bajo el lema: “Escudados en la fe trabajar por un mañana mejor.” |
El 25 de marzo de 1984 fue un momento decisivo en la vida de María Esperanza y su Fundación. Este día, la Madre de Jesús se le apareció a ella y a 150 personas en Finca Betania, Venezuela, como “María, Virgen y Madre Reconciliadora de todos los Pueblos y Naciones”. La Iglesia aprobó tales apariciones en 1987.* Debido a que María Esperanza era la vidente principal en Betania, este acontecimiento hizo que tuviese reconocimiento internacional.
Después de las apariciones en Betania, María Esperanza realizó una incansable labor misionera llevando el mensaje de amor, reconciliación y unidad familiar alrededor del mundo, a través de numerosos encuentros, charlas y conferencias.
Después de una enfermedad muy similar al Mal de Parkinson, María Esperanza entregó su alma al Señor en Long Beach Island, Nueva Jersey, Estados Unidos de Norte América, el 7 de agosto de 2004, a la edad de 75 años.
La Fundación Betania continúa llevando a cabo el trabajo apostólico de María Esperanza.
* Monseñor Pío Bello Ricardo, Obispo de los Teques, Instrucción Pastoral sobre las apariciones de la Santísima Virgen en Finca Betania, (1987), Diócesis de Los Teques, Venezuela. |
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