Palabras de la sierva de Dios María Esperanza De Bianchini
Iglesia Santo Tomás de Villanueva
Jueves, 19 de febrero de 1998
[…] la Eucaristía, esto es la base primordial de un católico verdadero que ama y siente a su Señor y que lo quiere llevar dentro en su corazón, en su pecho de hijo de Dios.
Somos hijos de Dios, somos pequeñas criaturas que vamos siendo portados de la mano del Señor y de su Madre, María Santísima, ella María la Madre del Carmelo, la Rosa Blanca de amor que nos invita a visitar sus Tempos para recibir la gracia del Espíritu Santo y poder convivir con ellos en tal forma que no nos apartemos.
Gracias, Padre Mc Donough; gracias, hijo John; y gracias a todos. Ha sido una verdadera gracia de haber venido conmigo a Roma; y digo conmigo, porque en realidad yo soñaba con esto y que toda la familia vuestra pudiese visitar la Piedra de Pietro y sentirnos todos honrados de esta gracia tan grande, ya que Jesús con su amor, con su humildad, con su paciencia nos va llevando de la mano conduciéndonos a los apriscos del amor suyo para alimentarnos con la serenidad de los justos.
Gracias de esta misión tan hermosa que hemos cumplido, especialmente ayer cuando recibimos en nuestro corazón la Eucaristía, y luego hoy, mejor dicho cuatro días seguidos, pudiendo alimentarnos y recibir la bendición de nuestro Santo Padre el Papa.
Gracias, Señor, por esta visita que nos has permitido tener. Éste ha sido el escenario de mi vida. Aquí viví con las hermanas, aquí conocí a mi esposo, aquí viví con mis hijos muchos años y aquí se ha desplegado mi vida en una forma en que me he sentido muchas veces en el cielo; porque me siento como en el espacio infinito de mi Señor con todas mis debilidades que pudiera tener, pero lo amo tanto, siento tanto a Jesús.
Es por ello que debemos servir y no ser servidos, dar, dar y dar en continuación sin saber quién sea, ni de dónde vengan las personas, pero amar, amar que es la solidaridad humana, que es la unidad del género humano, que es la identidad de las almas con su Señor en sus hermanos.
Todos unidos en un solo corazón conscientes de que tenemos que seguir adelante firmemente convencidos de que el Señor nos va llevando, nos pastorea y nos alienta con sus verdes pastos que es la Eucaristía, que es el Pan Sagrado que nos dejara con su Cuerpo y su Sangre para alimentarnos.
Eucaristía, hermanos, la Eucaristía continuamente, la Santa Misa diaria, y orar muchísimo por nuestro Santo Padre el Papa y por todos nuestros hermanos.
Gracias, Señor; gracias, María; gracias, San Juan Bosco y María Auxiliadora que te amo tanto; gracias, Señor Jesús, y gracias a vosotros.