Palabras de la sierva de Dios María Esperanza de Bianchini a los niños
Butler Farm Show Grounds
Sábado, 30 de agosto de 1997
Estos son los hombres y mujeres del mañana.
Los felicito, mi amor, ustedes son un ramillete de flores: de rosas y botones.
Esos botones representan al hombre fuerte, firme, decidido a aprender, a estudiar y a hacer deportes muy alegres, y muy fervientes en sus oraciones, porque tienen que aprender a orar: la oración a la Virgen, a Jesús.
También las niñas que son las rositas tan formaditas, las mujeres del mañana… tienen que ser muy buenas, muy nobles, muy amantes de sus padres porque los padres nos dieron la vida y les debemos mucho respeto y consideración. Y debemos darle gracias a la Virgencita que tenemos una familia, un hogar, un papá, una mamá, que esos padres quieren para ustedes lo mejor, toda la felicidad posible, todos los mejores regalos del mundo: su casita, todo, su carro para pasear, sus libros para el colegio, todo lo bueno que les sirva a ustedes para edificarlos, una edificación, una educación, una cultura para todos ustedes.
Esos son sus padres que están haciendo lo posible para que crezcan al calor de su amor, al calor de la familia con todos sus hermanitos, con sus abuelitos, con sus hermanitos todos unidos: mamá y papá en la mesa para compartir los alimentos con ustedes.
Van al colegio, aprenden las clases, hacen sus estudios cuando llegan a su casa para ver cómo salen en los exámenes. Tienen que salir muy bien, no me los vayan a quebrar, que no me los manden para atrás. Adelante.
(Dirigiéndose a varios niños que se le acercaron.)
Qué inteligente eres tú, mi amor, que Dios te guarde.
Ven, ven. Dios te bendiga.
Y tú, mi catire, ven. Qué bello este carite lindo.
Tú eres un artista.
Y tú, mi corazoncito de oro, mi muñequita de oro, una mujercita. Que Dios te bendiga. Eres muy estudiosa. […].