Recuerdo del quinto aniversario de la partida de este mundo de la Sra. María Esperanza de Bianchini, mensajera de la Santísima Virgen en Finca Betania

Con efusiva y sentida ceremonia iniciada con la Santa Misa se recordó la partida al cielo de la Sra. María Esperanza de Bianchini, principal protagonista de las apariciones de la Virgen y Madre Reconciliadora de los Pueblos, Virgen de Betania.

Dicho acto se llevó a cabo en el Cementerio del Este, donde reposan los restos de la Sra. María Esperanza. Con la masiva asistencia de familiares, amigos, conocidos miembros de la Fundación Betania y de la Coral Betania, se dio inicio a la Santa Misa presidida por Su Excelencia, Monseñor Ovidio Pérez Morales y concelebrada por el Padre Juan Carlos Silva, Párroco de la Catedral de Caracas; Padre Timothy E. Byerley, de la Diócesis de Camden, en Estados Unidos; Padre José Rosendo Díaz González, Capellán del Cementerio del Este; y asistida por el Seminarista José Gregorio Arrieta, la cual fue acompañada por la Coral Betania.

Monseñor Ovidio Pérez Morales comenzó su homilía expresando: “Hermanos, todos en el Señor, particularmente los familiares más estrechos de esta familia grande espiritual que se ha formado en torno a la memoria y no solamente al recuerdo, sino a la oración y el mensaje de María Esperanza, cuyo 5° aniversario celebramos hoy en esta Eucaristía.” También habló de la importancia de la reconciliación, al comentar: “Esta advocación la debemos apreciar y pedirle mucho en un mundo que se globaliza cada vez más, y las fronteras se diluyan y se ablanden, porque Dios nos ha creado no para vivir en naciones separadas, sino en una gran fraternidad universal, en una reconciliación universal.”

Monseñor también agradeció a Dios el don que significa el haber dado a María Esperanza a nuestra Iglesia y a nuestro pueblo: “Un regalo de Dios que no se queda encerrado en los límites del país, pues hay muchos que han recibido su mensaje y su iluminación, de quien se confesaba muy pequeña pero servidora del Señor. Y hay muchos puntos de otras geografías que se reúnen hoy y otros muchos días se reúnen para hacer memoria de María Esperanza, para alabar a quien recibe toda nuestra alabanza que es Dios y María, Virgen y Madre Reconciliadora de todos los Pueblos.”

Al finalizar la Santa Misa, su esposo, el Sr. Geo Bianchini conmovió a los presentes al recordar lo maravillosa que fue la Sra. María Esperanza, y muy especialmente sus palabras que fueron de gran enseñanza para todos los que se acercaron a ella: “Sus palabras repercuten en nuestra mente y en nuestro corazón […] eran palabras de consuelo que llegaban al alma profundamente y nos transformaban, así como yo fui uno de los primeros transformados y aquí hay muchos que yo conozco que cambiaron su vida, entrando en orden de ideas como la vida de Jesús. Jesús vivió en el mundo, compartió con todo, menos en el pecado […].  Les agradezco su venida y participación en recuerdo de ella […].”

Seguidamente, una de sus hijas, María Esperanza de Foley, agradeció a todos en nombre de su familia: “Les queremos agradecer su presencia aquí y sobre todo ese compromiso de vida que es lo más importante ante el Señor, ante nuestra Madre, la Virgen María y nuestra santa madre Iglesia […]. Los invitamos ahora a su tumba para el rezo del santo rosario en familia como ella nos enseñó. Allí se congregaron todos para depositar hermosos y frondosos ramos de flores y rezar el rosario. El día concluyó con palabras del Sr. Geo Bianchini, el Padre Timothy Byerley, el Padre José Rosendo Díaz y el Padre Juan Carlos Silva.

El Padre Byerley expresó: “Es una gran honor estar aquí con ustedes esta tarde. Tuve el gran privilegio de conocer a María Esperanza y celebrar la Misa para ella en sus semanas finales […]. Todos sabemos por qué estamos aquí, fuimos de alguna manera tocados por el ministerio, por el amor, por el trabajo de María Esperanza que, por supuesto, nos ha dirigido hacia el amor a Dios y a la Virgen Santísima, […]  para que llevemos la paz, el amor, la alegría, la confianza y un espíritu de sacrificio.”

El Padre Rosendo Díaz compartió sus experiencias desde que conoció a la familia Bianchini, afirmando: “Lo más importante es la alegría que en este momento de esperanza y de fe está dando la familia de María Esperanza.”

Esta celebración concluyó con una bendición especial por parte del Padre Silva, quien también agregó: “Como decía San Pablo: ‘No soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí’ y en relación con María Esperanza decimos: No es ella quien vive, es Cristo quien vive en ella. Por eso en vida hizo obras tan grandes y por eso sigue haciendo obras maravillosas, porque Cristo actúa a través de sus instrumentos. Benditos sean esos instrumentos porque son dóciles al Señor por eso la exaltamos y la honramos porque fue dócil hasta el final, como María Virgen fue dócil hasta la Cruz, hasta donarse a sí misma […]. Qué grandeza cuando somos capaces de salir de nosotros mismos, porque amar significa salir de sí mismo para el otro. Y así el ser humano aquí en la Tierra con todas nuestras vicisitudes empezamos a vivir el cielo.”