Con tan sólo compartir cinco días de retiro, los lazos espirituales y de amistad del grupo de jóvenes de Betania I (Venezuela) y Betania X (Williamstown, NJ, EE.UU.) se estrecharon aún más, provocando en ellos una experiencia inolvidable la cual, de acuerdo a sus testimonios, desean repetir en un futuro cercano.
Todo comenzó el martes, 3 de agosto de 2010 cuando a las 11:00 p.m. salió de las puertas de la aduana del aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía, Venezuela, un grupo de 21 jóvenes dirigidos por el Padre Cadmus Mazzarella y asistidos por el Padre Christopher Markellos procedentes de Nueva Jersey y miembros de la comunidad Betania X. El grupo de jóvenes de Betania I, representados por la Lic. María Coromoto Bianchini de Marrero, recibió a los jóvenes con pancartas, el canto de la pieza “Bienvenidos” y aplausos. “Nos recibieron como a celebridades”, comentaron los muchachos. Después de un cordial y caluroso saludo todos se dirigieron a la hacienda de retiro Los Rosos de Betania para hospedarse, con el entusiasmo de qué experiencias les esperaban en los días venideros.
Al amanecer del miércoles, 4 de agosto, un desayuno criollo fue la fuente de energía provista para un tour por Los Rosos de Betania y Finca Betania. “Los paisajes naturales y la paz que se siente en el lugar son impresionantes”, fue la impresión de un joven de Betania X ante el recorrido. Esa tarde, la capilla del Santuario Betania se llenó con más de 60 jóvenes para el rezo del santo rosario y la celebración de la Santa Misa presidida por otro sacerdote de Nueva Jersey que se encontraba en Venezuela por asuntos de trabajo, se trataba del vice-postulador de la causa de beatificación y canonización de la Sra. María Esperanza, el Padre Timothy Byerley. Su homilía trató sobre la importancia del movimiento de Betania, que le fue inspirado por la Virgen a la Sra. María Esperanza. En el amplio comedor de Los Rosos, los jóvenes formaron un gran círculo para presentarse formalmente y comentar acerca de su desarrollo espiritual. Un muchacho estadounidense expresó la inquietud de la mayoría: “La unión de ambas culturas y este compartir son un estímulo para nosotros quienes deseamos crecer espiritualmente y llevar la Palabra de Dios y el mensaje de la Virgen a nuestros hermanos en casa.”
Al día siguiente, la suave lluvia de la mañana proporcionó el ambiente perfecto para la oración, que en silencio y con gran devoción se llevó a cabo ante la gruta de las apariciones de María Virgen y Madre Reconciliadora de todos los Pueblos y Naciones. “Pensábamos que íbamos a ver a la Virgen, pero la sentimos en ustedes y la vimos en la mariposa azul que no dejaba de volar encima de nosotros”, afirmó un chico de Nueva Jersey con gran alegría. En la tarde, hubo una excursión por la montaña denominada Monte Sión, la cual concluyó con la celebración de la Santa Misa oficiada por el Pd. Mazzarella. En su homilía explicó cómo la Sra. María Esperanza se había convertido en su madre espiritual y cómo ella lo era para cada uno de los que la conocen. Y bajo las estrellas, en la cima de la montaña frente a la réplica de la casa santa de Loreto, entre tambores, juegos, bailes y una inmensa fogata cada joven le pidió en silencio a la Madre de Dios que lo ayudara a vencer una de sus debilidades y desarrollar una virtud determinada.
El último día en Finca Betania fue dedicado a encuentros deportivos, bailes, el santo rosario, la Santa Misa y una reunión de cierre. La Santa Misa en la capilla del Santuario fue oficiada por el Pd. Markellos, quien pidió imitar a los apóstoles, quienes – a semejanza de ellos en las montañas de Betania – subieron al Monte Tabor para ver a Jesús en su gloria con su Transfiguración, bajando luego llenos de confianza para llevar la Palabra. Finalmente, hubo la reunión de cierre. Entre todas las reflexiones que llenaban el ambiente de esperanza-juventud, a nombre de Betania I, un joven expresó que eran ellos los agradecidos porque el grupo de jóvenes de Betania X se había convertido en inspiración para ellos, al ver el compromiso y entusiasmo de vivir y transmitir las enseñanzas de la Sra. María Esperanza, a pesar de no haberla conocido. Y una hermosa jovencita estadounidense conmovió a todos al explicar: “A mí lo que me llamó a ser parte de Betania X fueron dos cosas a las que la Sra. María Esperanza exhortaba; primero, servir sin cansarnos, y después, vivir nuestra fe de manera natural, sencilla y auténtica.”
Y el sábado, 7 de agosto se reunieron en la capilla del Cementerio del Este de Caracas miembros de la familia Bianchini, el Movimiento de Espiritualidad Betania, Betania III (Long Beach Island, NJ, EE.UU.), Betania IV (Los Ángeles, CA, EE.UU.), Betania V (Miami, FL, EE.UU.), Betania X y Betania XI (Haddon Heights, NJ, EE.UU.), así como personas de todas partes de Venezuela y del mundo para recordar el 6° aniversario de la partida de la Sra. María Esperanza. Se conmemoró esta fecha con Misa solemne presidida por el Pd. Byerley y concelebrada por el Pd. Juan Carlos Silva, – párroco de la Catedral de Caracas – el Pd. Mazzarella, el Pd. Markellos y el Pd. Paul Bergeron de Nueva Orleáns, LA, EE.UU., con el acompañamiento musical de la Coral Betania. Durante su homilía el Pd. Byerley explicó que pese a que la misión de la Sra. María Esperanza era de proporciones mundiales ella era un don para Venezuela, también expresó: “Una de las cosas que llama la atención de personas como ella es sus dones extraordinarios, […] que siempre usó para hacer el bien. […]. La Iglesia se fija en las virtudes de la persona y la evidencia que demuestran devoción de los fieles hacia el siervo de Dios. Lo hermoso de esto es que la Iglesia en su sabiduría nunca podrá ser engañada, porque hay un procedimiento canónico muy preciso al final del cual logra discernir lo que es realmente auténtico. […]. Dios le concede dones a las almas porque quiere a través de ellos comunicar un mensaje, […] el mensaje en Betania es muy sencillo, porque es el corazón del Evangelio: la reconciliación. Ello es reparar las relaciones que han sido lastimadas; es la restauración de la armonía, primero entre nosotros con Dios […] y en segundo lugar, la reconciliación tiene una dimensión humana, el reconciliarnos entre los hombres.”
Seguidamente, el Sr. Geo Bianchini se dirigió a los presentes con palabras de gratitud y cariño. Para finalizar, con el santo rosario se elevaron las intenciones y la gratitud de los presentes congregados alrededor de la tumba de la Sra. María Esperanza, bajo una tropical lluvia de gracias.